Durante mi periodo de prácticas,
tuve la oportunidad de observar cómo mi tutor impartía clase en los diferentes
cursos y cómo los alumnos reaccionaban ante las propuestas del profesor. En
este análisis me centraré en una narrativa relacionada con la competencia en
comunicación lingüística, la cual se desarrolló en el horario de clase de 2.º
ESO. Cabe señalar que dicho grupo es un desdoble, son un total de 10 alumnos lo
que garantiza un proceso de enseñanza-aprendizaje sobresaliente. Debido al
número reducido de estudiantes, el profesor propuso ir al aula de informática
para desarrollar ahí su última sesión del temario. El objetivo era explicar las
reglas ortográficas de la b y la v, dos
grafías que llevan de cabeza a más de un estudiante, y después realizar una
actividad para que los alumnos tuvieran la oportunidad de aprender
divirtiéndose con el ordenador. Entonces, cuando el profesor les comunicó que
la siguiente clase sería en el aula de informática, se produjo un gran alboroto
comentando y preguntado en voz alta qué harían en esa clase. Verdaderamente, no
era nada novedoso ni innovador desde un punto de vista didáctico, pero para
ellos sí.
En esa
sesión, el docente explicó las reglas ortográficas de la b y la v, y, al acabar
de realizar su parte magistral, les comunicó que debían entrar al enlace que el
docente envió para hacer los diferentes ejercicios. En ese enlace aparecía una
pantalla con diversos apartados para elegir. Así, podías encontrar todo tipo de
ejercicios, desde rellenar huecos hasta escuchar la palabra y tener que
escribirla, obteniendo gran variedad de ejercicios/juegos.
No obstante, me di cuenta de que
el alumnado experimentó algunas dificultades a la hora de llevar a cabo los
ejercicios, ya que para muchos diferenciar la b y la v les resultaba
en ocasiones confuso. Pese a ello, la actividad resultó ser un éxito, ya que
los estudiantes se divirtieron hablando y jugando con el ordenador mientras
tanto conseguían reforzar lo estudiado. Además, ante las dudas, el docente les
ayudaba y les volvía a recordar lo explicado, lo que supuso un gran apoyo para
los discentes.
En definitiva, la realización de esta actividad propuesta por el docente me pareció una excelente elección para practicar y
repasar las reglas de la ortografía de una manera distinta a la tradicional,
obteniendo unos buenos resultados, como pudimos observar en el examen. Desde mi
punto de vista, el hecho de cambiar de aula y darle un aparato que ellos tan
bien manejan, supuso un revulsivo para los alumnos consiguiendo la motivación y
la actitud positiva necesaria para la realización de la actividad. Con todo,
propongo otra alternativa al ordenador para llevar a cabo actividades que
fomenten la ortografía estudiada como puede ser el uso del móvil en clase para jugar con
aplicaciones que ofrecen estos dispositivos, y así conseguir un incentivo para
los alumnos. Asimismo, los estudiantes pueden darse cuenta de que realmente los smartphones tienen
otras utilidades más allá de las redes sociales. Como vemos, no supone un
cambio drástico de actividad, sino dar otra opción como es el uso del móvil en
el aula. Para finalizar, con el objetivo de fortalecer estas propuesta en
clase, adjunto un enlace donde tres docentes escriben y explican su propuesta
de trabajar con móviles en clase para mejorar o practicar la ortografía; en
dicho enlace vemos cuáles fueron los resultados: http://consejoescolar.educacion.navarra.es/web1/wp-content/uploads/2018/02/1427.pdf .
No hay comentarios:
Publicar un comentario