lunes, 25 de marzo de 2019

La mirada del otro

La noche anterior había dormido poco. No tengo problemas para dormir, aún soy demasiado joven para eso. Simplemente me lo estaba pasando bien. La partida se había alargado algo más de la cuenta, como siempre. Y valía la pena tener sueño al día siguiente por pasar más horas con Álvaro y escuchar cómo se llenaban mis cascos con sus quejas e insultos hacia el resto del equipo, porque, todo sea dicho, parecía que estaban jugando con la pantalla apagada.

Una de las clases terminó y en el cambio de aula me habló sobre su último viaje al Salón Manga de Barcelona. Había estado ahorrando para ir y volver con varias maletas llenas de tomos de sus títulos favoritos. Le pregunté dónde pensaba almacenar todo eso y me dijo que su padre había encontrado no sé dónde más de dos pares de estanterías que montaría a lo largo del pasillo para tal fin. A falta de qué responderle, le sonreí. Charlamos algo más de tiempo, y finalmente apareció, al uso de un espectro encadenado, un profesor de guardia que nos invitó a entrar al aula y a dedicarnos a algo provechoso. Entonces, Álvaro me preguntó si había hecho la redacción. ¿Qué? ¿Qué redacción? Ah. ¿Y era para hoy? Miré al profesor, que se había puesto a conversar informalmente con algunos de mis compañeros. Miré a Álvaro, y a su cara de cómplice indiferencia. Miré la hora en mi teléfono, que se me antojó como la fortuita rama a la que uno se agarra cuando el río se lo lleva. Finalmente, miré mis manos: largas, blancas, con los nudillos secos. Debían escribir algo que convenciera a la profesora de Lengua de que su asignatura no me importaba menos de lo que lo hacía. Comenzó la cuenta atrás y salí de mi mismo para que entraran las palabras.

* * *

—Esto no lo has hecho tú —me vuelve a repetir.
Como la luna con la marea, aquello que me estaba diciendo debía de estar atirantando la incredulidad de mis ojos.
—Sí lo he hecho yo.
—Dime la verdad. Lo han hecho tus padres.

Me muestra el folio que le entregué hace un par de días como si fuera un aviso de las autoridades recriminándome que aparece mi cara en él. Sopeso mis opciones mientras la sorpresa y la impotencia me atan a la mesa y entorpecen mi pensamiento. ¿Cómo puedo explicarle a esta mujer que la redacción sí es mía, y que además, la había escrito en una hora de guardia anterior a su clase de aquel día? ¿Cómo hacerle entender que el valor que haya podido ver en ese despropósito de líneas no es más que una máscara que disimula la pereza y el desánimo que ella y sus métodos alimentan en mí?
Le doy la razón, aunque a regañadientes. La indiferencia alza mis hombros con pinzas furiosas y tomo una decisión que nunca he dejado de asolear: no volveré a dedicarte un tiempo que no valoras.
La profesora de Lengua, con su lustre citrino de rostro y sus malos deseos, pide otra redacción para la semana próxima. Aquella vez... bien podría haber firmado Internet mi hoja. Nada de lo que ahí había tenía algo que ver conmigo. Y no lo advirtió.

* * *

Álvaro ríe mientras gira la llave y me abre la puerta de su casa. Todavía le parece gracioso mi comportamiento desde aquella clase de Lengua, y aunque no espero que comprenda mi frustración por el filisteo de profesora que tenemos que padecer, agradezco su buen humor y su deseo de invitarme a ver las estanterías. Allí están, molestando más que decorando el estrecho pasillo de gotelé de su viejo apartamento. Están repletas de mangas, de arriba a abajo, conformando arcoíris de formas y colores dispares. Resultaba un poco abrumador, y solo traducir todos aquellos cómics japoneses al euro ya me inquietaba sobremanera. Álvaro no tenía mucho dinero, tampoco su padre. Y sin embargo, ahí estaban: ocho estanterías llenas, kilos y kilos de escenas y diálogos cosidos entre llamativas portadas con personajes ojigrandes y atractivas historias. Me recomendó algunas colecciones y me prestó los primeros tomos.

En su habitación, la pantalla del ordenador era la principal fuente de luz que combatía la penumbra azul de las tardes de marzo. Escuché los pasos de Álvaro ir a traer una silla que ofrecerme, y de pronto me apercibí en el centro del huracán congelado de las cosas de su cuarto. Aquí tenía más mangas, también cómics del estilo norteamericano. Algunos libros con títulos de videojuegos que conocía y que habíamos jugado juntos también se descubrían entre las lejas y el polvo. Tenía, al lado de una ristra desordenada de figuras cabezonas que representaban a los protagonistas de varias series que habíamos visto, algunos manuales para jugar al rol y cajas de juegos de mesa algo descuidadas. Sin embargo..., algo captó súbitamente mi atención. En una parte del escritorio que se afanaba en escapar de toda luz y atención, un libro, no demasiado grueso, yacía sepulcralmente. Lo agarré instintivamente, movido por una curiosidad inexplicable, y no me sorprendió notarlo frío y pegajoso. Llevaría ahí quién sabe cuánto tiempo, olvidado, privado de voz y de vida. Leí el título. Lo recordaba. Era una de esas lecturas obligatorias que nos habían mandado meses ha. Cuando lo abrí, comprendí que probablemente esa era la segunda vez que alguien lo había hecho. Álvaro lo habría hojeado el día que su padre se lo compró y poco después se convirtió en un guardapolvo.

Recordé a la profesora de Lengua y, nuevamente, miré a mi alrededor. ¿No leía, Álvaro? Las extravagantes estanterías de su pasillo, los diversos libros de su habitación, algunos incluso en inglés. El videojuego que esperaba en su pantalla, de esos que tienen más script que las miles de páginas de papel que hablan de un señor y sus anillos o de un hidalgo andante...

¿No leía, Álvaro? ¿De verdad?

Imagen de @Idril_alba


(Esta es mi entrada para la práctica 2 de la asignatura, en la que debemos ponernos en la piel de un estudiante de la ESO y reflexionar sobre su formación lectora y audiovisual. He querido hacerla narrativamente porque me parecía más ameno que listar una bibliografía. Habiendo escrito esto, me reafirmo en mi idea de que obligar a leer es lo más contraproducente que puede uno hacer para fomentar el gusto por la lectura. Seguramente, a mí me gusta jugar a videojuegos porque nadie, nunca, me ha obligado a hacerlo. Tal vez una cosa no se diferencie tanto de la otra, al fin y al cabo.)

viernes, 22 de marzo de 2019

Herramientas digitales en mi práctica docente e investigadora


No podemos imaginar nuestro día a día sin todas las facilidades que nos brindan las nuevas tecnologías. Sin ir más lejos, el teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nosotros mismos, en algo imprescindible. Las constantes actualizaciones tecnológicas determinan la realidad en la que vivimos y, por supuesto, el entorno educativo no se ha librado de la imperante adaptación a la era digital.

En esta entrada me dispongo a enumerar las diez herramientas digitales que más uso personalmente para cuestiones académicas. La lista está elaborada principalmente desde mi punto de vista como estudiante, ya que todavía me encuentro descubriendo la perspectiva didáctica de las mismas. No obstante, antes de comenzar debo revelar que mi relación con las tecnologías no es tan buena como me gustaría: en muchas ocasiones (más de las que estaría dispuesta a reconocer) no consigo controlarlas o entenderlas y desisto rápidamente, por lo que mi manejo es bastante básico.

Una vez dicho esto, allá van las diez herramientas digitales que uso con más frecuencia:


1) Google. Le debo el primer puesto de mi lista a este buscador de información, ya que soluciona diariamente todas mis dudas. Personalmente, se ha convertido en un aliado fundamental y, aunque hay que aprender a seleccionar la información que se obtiene en la red, por lo general podemos confiar en él.

2) Word. Aunque formo parte del cada vez más pequeño grupo que todavía toma apuntes en papel, recurro a este procesador de textos para la redacción de todos mis trabajos académicos y ahora también para la elaboración de materiales didácticos.

3) PowerPoint. Cuando se programan trabajos con su correspondiente exposición en clase nunca falta la pregunta “¿pero hay que hacer PowerPoint?”. Como alumnos no concebimos una exposición sin el apoyo de una presentación, por lo general diseñada con este programa, pero es que ahora, como (futuros) docentes, tampoco olvidamos el atractivo que estas pueden aportar a nuestra explicación.

4) Google drive. Hace escasamente un par de años descubrí esta herramienta, ideal para trabajar cómodamente con otros compañeros, puesto que permite trabajar en línea de manera conjunta. Además, te permite compartir documentos con tu grupo de trabajo. Estoy segura de que no la he explotado del todo, pero espero ir descubriendo nuevas competencias de esta herramienta. 

5) YouTube. ¿Quién no acude a esta plataforma a la hora de buscar materiales audiovisuales? En ella puedes encontrar de todo: desde canciones o fragmentos de películas, hasta vídeos educativos que nos pueden servir para completar nuestras explicaciones en el aula. Y también vídeos de animalillos que calmen la ansiedad de montar una unidad didáctica que sea innovadora, interesante, educativa, divertida, etc.

6) Spotify. Probablemente la herramienta que más utilizo de manera diaria, incluso más que Google. La tengo todo el día en funcionamiento. No pensé que fuese necesaria para el aula, puesto que consideraba que con YouTube bastaba, pero durante el periodo de prácticas comprendí que, para escuchar un par de canciones, era mucho más sencillo y rápido conectar el móvil a los altavoces y reproducirlas con esta aplicación. Por supuesto, podremos acudir a ella siempre y cuando lo visual sea prescindible.

7) Twitter. A través de esta aplicación me mantengo informada en todo momento. Además, esta asignatura me ha hecho adoptar una nueva perspectiva en cuanto a su uso en relación a la educación, por lo que he redescubierto la utilidad de esta red social: hasta ahora no era consciente de la cantidad de materiales y de buenas propuestas que se comparten en ella.

8) Whatsapp. A nivel personal, esta red social me permite estar en contacto con cualquiera en todo momento. De esta manera, gracias a ella también estoy en contacto con mis compañeros e incluso con algunos alumnos de clases particulares. Creo que actualmente es una aplicación esencial para todo el mundo.

9) Academia.edu / Dialnet. Ambos portales me han facilitado la búsqueda y recopilación de bibliografía a la hora de realizar un trabajo de investigación, por lo que quedan incluidos en esta lista.

10) Moodle. Durante mi etapa universitaria he tenido que usar esta plataforma inevitablemente, puesto que a través de ella los profesores se comunicaban e interaccionaban con nosotros, los alumnos, compartiendo sus materiales o permitiéndonos enviar nuestras tareas y trabajos.


En definitiva, espero ir ampliando mis básicos conocimientos digitales, ya que este tipo de herramientas nos presentan innumerables posibilidades de innovación didáctica además de las más evidentes facilidades en cuanto al ámbito personal se refiere.

Práctica 2: La mirada del otro


Para realizar la siguiente autobiografía lectora voy a ponerme en el lugar de Lucía, una alumna del centro educativo donde realicé las prácticas.

Hola, me llamo Lucía, tengo 16 años y estoy cursando 4º de la ESO. 

Desde que era muy pequeña la lectura ha estado muy presente en mi vida ya que mis padres y mi hermana mayor se encargaban de leerme cuentos y fueron los que me sumergieron en el mundo de la lectura. Los cuentos que me leían eran entretenidos y siempre terminaban con un final feliz. Recuerdo de manera especial Los tres cerditos y Cenicienta.

Cuando comencé el colegio, me aficioné aún más a la lectura con el libro El dragón color frambuesa, un libro que me encantó que trataba de un dragón que tenía un color diferente a los demás y se trataba el tema de la aceptación de unos y otros sin importar cómo era su apariencia. No solo leía los libros del colegio, sino que también me encantaba leer los libros que tenía mi hermana mayor. Recuerdo que me prestaba libros, especialmente me acuerdo del libro de Chocolatoski que divertido es ser perro, este libro me encantó porque de pequeña quería tener un perro en casa y este libro fue perfecto para convencer a mis padres para que compraran uno.


En Secundaria he tenido que leer varios libros para la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, pero me voy a centrar en analizar de manera breve las dos lecturas de este curso de 4º de la ESO.

Voy a comenzar por el libro que no recomiendo, se titula TQMC? Te quiero mucho, es el último libro que me leído y la verdad es que no me gustó nada ya que la historia era bastante inverosímil por la rapidez en la que ocurrían los acontecimientos, además, había saltos bastante grandes entre capítulos. En conclusión, no la recomiendo para nada.


Por el contrario, en este curso también he podido leer un libro que me ha marcado, se titula Del color de la leche, un libro que no me ha dejado para nada indiferente; la historia me ha parecido muy real, reconozco que al comenzar a leer me pareció raro que en el texto estuvieran todas las palabras escritos juntas, sin signos de puntuación, pero luego descubrí que tenía un motivo y el motivo es que la protagonista, que era la que contaba la historia, era analfabeta y estaba empezando a escribir. Pero a medida que la protagonista aprende ya se encuentran las palabras bien escritas, lo que facilita mucho la lectura. En el libro se narra la historia de una chica que vivió en Inglaterra en el siglo XIX donde tiene que sufrir penurias para salir adelante, pero eso me ha hecho darme cuenta de que la vida no es siempre de color de rosa y menos en aquella época; es una historia que atrapa debido a la intriga que se desarrolla en la obra y que incita a seguir leyendo para conocer el desenlace.


Después de haber hecho un repaso por los libros que más me han marcado, me gustaría finalizar esta autobiografía recordando el especial interés que tengo en leerme sagas de ciencia ficción: la primera que me leí fue la de Harry Potter, y, cuando la terminé, me leí la saga de Los Feos escrita por Scott Westerfeld, que es muy poco conocida al menos entre mis compañeros de clase y, ahora mismo, he comenzado el primer libro de la saga de Los juegos del hambre.

martes, 19 de marzo de 2019

Herramientas digitales en mi práctica docente e investigadora


Tras realizar una lista previa de las herramientas digitales que más utilizo, me he dado cuenta  de que soy poco innovadora, quizás porque me he acomodado a aquellas aplicaciones que más controlo y uso desde años inmemorables. Estas son mis diez herramientas digitales más utilizadas:

1. Mr. Google

Sin lugar a dudas, Google es mi herramienta fetiche y primordial en mi labor como docente y estudiante. Sin él no sería lo mismo. Esta herramienta te permite consultar y ver cualquier cosa en el mundo digital.

2. Word

Atrás ha quedado la época de boli y papel para tomar apuntes o hacer trabajos, Word es el gran sustituto. Gracias a la rapidez, la limpieza y la instantaneidad, esta aplicación es mi mayor aliada. Pero no solo sirve para realizar trabajos o tomar apuntes, Word te ofrece un gran abanico de posibilidades para la creación de diferentes documentos desde invitaciones para cumpleaños hasta la creación de un curriculum vitae.

3. Power Point 

¿Qué sería la enseñanza sin el Power Point? Efectivamente, es la herramienta top de muchos profesores y alumnos. Gracias a esta aplicación, las presentaciones son más dinámicas e interesantes, por lo que es un gran apoyo visual para la realización de exposiciones o explicaciones. Eso sí, es necesario controlar y aplicar algunas reglas (textos no muy extensos, fondos claros, letras legibles y redondas, etc.), porque si no tenemos en cuentas ciertas directrices, el Power puede ser el soporífero más letal del siglo XXI.

4. Diccionarios en línea

A día de hoy, mi vida como filóloga y estudiante sería tan distinta sin los diccionarios en línea que mejor no pensarlo. La Real Academia ha hecho una maravillosa tarea informática con la creación de los diferentes diccionarios. Aunque es una pena que tan solo sea conocido el Diccionario de la Lengua Española (DLE), ya que la Academia posee otros diccionarios que son muy útiles. Aquí destaco mi mayor amigo el Diccionario Panhispánico de Dudas (mi DPD querido), que te ofrece información relevante para comprender y entender algunas dudas que puedes tener (el uso de comas, ¿la música o el músico?, los sufijos y un largo etc.). También podemos encontrar otros diccionarios como Diccionario de americanismo, el Diccionario del español jurídico… Así, la página de la Real Academia es un extraordinario baúl sin explorar.

5.  Facebook/Twitter

Las redes sociales bien usadas pueden ser valiosas fuentes de información. Si realmente no centráramos en un uso adecuado de las TIC, el mundo sería tan maravilloso… Pues sí, gracias a estas dos herramientas me mantengo informada constantemente de lo que ocurre en el mundo. Los medios de comunicación han sabido cómo manejar las redes sociales y gracias a ellos estamos las 24 horas del día enterados de todo lo que sucede en el mundo.

6. YouTube

¡Cómo no iba a estar en mi lista la plataforma del momento! No obstante, YouTube es un instrumento de doble filo, puede ser muy beneficioso o muy dañino; como siempre, el buen empleo de herramientas TIC. El uso de esta plataforma digital en el área de la educación es una herramienta eficaz e innovadora, ya que se pueden colgar o buscar las explicaciones de los contenidos dados en clase, además de tener otras utilidades.

7.  Google Drive/Dropbox

Con estas aplicaciones descubres un mundo donde te puedes conectar con tus compañeros para realizar trabajos a distancia sin la necesidad de quedar. Te facilita la realización de tareas y ayuda a mantener a salvo tus documentos en caso de avería en el portátil o de pérdida de estos.  

8.  Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Esta página es tan valiosa como útil. Esta biblioteca española virtual es capaz de reunir obras hispánicas en internet, además, de ofrecer estudios y documentos relevantes para enriquecer tus investigaciones. La descubrí en mi primer año de carrera y me ha acompañado y ayudado todos estos últimos años. Sin lugar a dudas, una herramienta apropiada para la práctica docente e investigadora.

9. Juegos de idiomas (Duolingo, LearnMatch, Quiz your English…)

Las aplicaciones de juegos pueden ser un buen apoyo para el estudio de un idioma, como es en mi caso. El Duolingo, por ejemplo, te presenta una gran variedad de idiomas para poder estudiarlo de una manera amena y didáctica; es la combinación perfecta: juego + aprendizaje. Nunca pensaría que un juego pudiera servir como instrumento de estudio, pero sí y, además, es útil. Así que puede ser un gran apoyo como herramienta de aprendizaje. 

10. Spotify

Posiblemente, sea una de las aplicaciones que más utilice en mi vida personal. Spotify puede ser una buena herramienta educativa que acerque a los alumnos al mundo de la música relacionándola con la literatura e, incluso, con la lengua. Así lo llevé a cabo en mi periodo de prácticas, con la ayuda de esta aplicación, mis alumnos se divirtieron analizando frases de canciones muy conocidas, que posteriormente fueron escuchadas en el aula.


En definitiva, estas son mis diez herramientas digitales que más utilizo. Para nada son desconocidas ni muchos menos extrañas, son nuestro pan de cada día. Como he dicho más arriba, el buen uso de las TIC nos ofrece un amplio campo donde el alumnado puede aprender de manera más dinámica y divertida. Estamos en la era tecnológica y debemos saber cómo aprovecharnos de ella para realizar nuestra tarea docente y mejorar el proceso de enseñanza – aprendizaje.

lunes, 18 de marzo de 2019

Herramientas digitales en mi práctica docente e investigadora

Empiezo esta lista de herramientas digitales reconociendo que soy de esas personas que intentan poner un poco de resistencia al avance tecnológico, sobre todo, a nivel personal. Con una de las últimas actualizaciones del software, apareció dentro de los ajustes de mi móvil la pestaña “Tiempo de uso”, que me permite saber cuántas horas de mi día empleo o pierdo –no tengo claro cuál de los dos verbos se ajusta más a esta invasión (permitida) de mi intimidad– en las diferentes aplicaciones. Como era de esperar, los porcentajes que conozco al final del día me asustan y me demuestran que, a pesar de oponerme a ello, mi dependencia a estos aparatos tecnológicos, y todo lo que hay dentro de ellos, es mucho mayor de lo que me gustaría. 

No obstante, tengo que reconocer que la presencia de la tecnología en mi vida me ha facilitado mucho mi labor académica. De hecho, me cuesta imaginar cómo habría sido hacer un TFG, un TFM y muchos trabajos más, sin un ordenador y sin toda la inmediatez y la rapidez de buscar vía internet lo referido a información y bibliografía porque, prácticamente, ya era el modo natural de operar cuando yo empecé la carrera; o también a la hora de prepararme las clases que impartí durante las prácticas. 

Aquí van las diez herramientas digitales más usadas en mi práctica investigadora: 

1)  Word. Este procesador de textos lo utilizo para tomar apuntes o redactar trabajos académicos, por eso, recurro a él con mucha frecuencia y llevo tanto tiempo usándolo que ni me acuerdo de cuándo fue la primera vez. Sin embargo, disfruto mucho escribiendo a mano, de ahí que todos los escritos más personales salgan de la tinta de un bolígrafo. Incluso, a la hora de recoger información para un trabajo lo hago a mano, y en eso tengo que reconocer que pierdo mucho tiempo, pero me gusta. 

2)   YouTube. Dentro de mi vida personal, ocupa un lugar bastante importante y, además, es mi aliada a la hora de hacer un trabajo. Cuando tengo que buscar la concentración para redactar o buscar información, recurro asiduamente a varias listas de música para centrarme en lo que estoy trabajando. También me salva en situaciones de saturación y negación, pues, me pongo cualquier vídeo que me permita desconectar y retomar mi tarea cuanto antes (aunque a veces no ocurre así y acabo enlazando vídeos). Por otra parte, creo que es una herramienta muy útil de la que hacer uso como docente por la diversidad de contenido que hay en ella. Permite amenizar la explicación dentro del aula con ejemplos audiovisuales que enriquecen lo expuesto y que, seguramente, jueguen a favor del interés del alumnado.    

3)  Google. Todo lo que quieras saber sobre cualquier cosa a un solo clic. La presencia de este buscador de información en mi vida es fundamental, ya sea dentro del proceso de investigación o a nivel personal. No soy consciente desde cuándo lo uso, pero me ha servido tanto para buscar información para mis trabajos académicos, como para saber que si calientas una Torta del Casar en el horno o microondas arderás en el infierno, por ejemplo. 

4)  PowerPoint. El hecho de que me hayan obligado desde el instituto a acompañar mis exposiciones de una presentación ha terminado por hacerme dependiente de ellas. Cuando expongo estoy mucho más segura si tengo diapositivas en las que apoyarme. Asimismo, creo que es una herramienta muy útil para explicar en el aula ciertos contenidos de la materia, así que, sin duda, recurriré a ella, siempre y cuando las instalaciones del centro lo permitan. 

5)  Twitter. Esta red social se ha convertido en mi periódico personalizado. A partir de ella, puedo acceder a todo el contenido cultural, político y social que quiera (y a alguna que otra tontería, también). Asimismo, desde que hemos empezado con #INVTICUA19, me ha sorprendido ver la cantidad de docentes que comparten propuestas didácticas y experiencias en ella, y que me están resultando muy interesantes. 

6)   Diccionarios en línea. Si hay algo que no entiendo, e incluso a veces me molesta, es que algunas personas piensen que por ser filóloga tienes que saber el significado de todas las palabras que hay en el diccionario. Siempre que redacto un trabajo tengo abiertos el DRAE y el Wordreference para cualquier duda de significado de una palabra o para buscar sinónimos. Siempre. 

7)  Academia.edu / Biblioteca Virtual Cervantes / Dialnet. En mi práctica investigadora recurro con frecuencia a estos portales para encontrar información fiable sobre el trabajo en cuestión. Los tres me han sido muy útiles especialmente con el TFG y el TFM. 

8)   WhatsApp. Si esta lista de herramientas digitales estuviera centrada en el ámbito personal, esta aplicación de mensajería instantánea, sin duda, ocuparía el primer lugar por razones que no voy a exponer aquí porque no procede. Como lo que nos compete es a nivel académico, a través de ella consulto cualquier duda que pueda tener acerca de una entrega o de las clases con mis compañeros, así como enviar o recibir archivos o fotos de los apuntes y concretar todo lo relativo a los trabajos en grupo. 

9)  Netflix. En más de una ocasión, he podido encontrar en ella algún documental o película relacionado con algún trabajo de clase en esta plataforma que me ha servido de gran ayuda para abordarlo. Además, creo que a nivel docente ofrece una amplia lista de series, películas y documentales que forman parte de la vida de los adolescentes, a partir de los que trabajar aspectos de la asignatura de Lengua Castellana y Literatura en el aula. Así lo ha demostrado Cristian Olivé en su cuenta de twitter.

10)  Google Drive. Conocía esta herramienta desde hace tiempo, pero no la he empezado a usar para los trabajos en grupo hasta este curso académico. Resulta bastante útil y cómoda.  

¿Y mi práctica docente? Tengo que reconocer que dentro del aula aún no he podido recurrir al uso de ninguna herramienta digital, más que las utilizadas en la preparación de las clases. No obstante, estoy descubriendo muchas de ellas –más algunas de las que he mencionado anteriormente– que pueden ser interesantes para trabajar con el alumnado y que, con toda probabilidad, haga uso de ellas en un futuro si las instalaciones del centro lo permiten. En ese sentido, creo que como docentes debemos participar del avance tecnológico que nuestra sociedad está viviendo trasladándolo al aula para reforzar y enriquecer el proceso de enseñanza y aprendizaje, pero nunca debería sustituir nuestra labor. Estamos en un momento oportuno para transformar ese proceso y hacerlo más dinámico a través de estos recursos digitales –en su justa medida–, con el fin de que se adapte a un alumnado nativo digital. 

Narrativa escolares


Narrativas 1 y 2: Competencia en comunicación lingüística y Competencia cultural y artística

Puesto que las actividades que se van a tratar a continuación siguen un orden temático y se completan una con otra (tanto la que tiene que ver en comunicación lingüística como en lecto-escritura), en este trabajo se aúnan ambas en la misma narrativa, a pesar de que fueron dos actividades diferentes, pero complementarias y obtuvieron un sentido pleno cuando se llevaron a cabo las dos (creación de textos realistas y modernistas y lectura de Platero y yo con identificación de características).

a) Describe la situación

-¿Cuál es la tarea-actividad? Descríbela. Adjunta si es necesario la ficha/actividad del libro de texto o el texto (literario o no) trabajado.

La actividad propuesta por la profesora consistía en la realización de una descripción realista, puesto que el contenido en el que se enmarcaba era el Realismo, de un burro a partir de una serie de imágenes del animal proyectadas en el aula. Para ello, el alumnado debía ceñirse a las características descriptivas del Realismo y reflejarlas en el papel sobre el burro. A continuación, cada alumno o alumna leyó en voz alta para toda la clase su descripción realista del animal y en gran grupo se debatió  Esta actividad se cerraría más tarde con una segunda descripción modernista del burro (basada en el preciosismo del Modernismo) para, a modo de actividades de prelectura, introducir la obra de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez.

-¿Se ha realizado dentro del horario de lengua y literatura?

Sí, la actividad se realizó dentro del horario de lengua y literatura del programa de PR4.

-¿Cuál/es son el objetivo/s de aprendizaje pretendidos en la tarea-actividad? (qué es lo que se pretende conseguir con la realización de esta tarea-actividad)

El objetivo de la actividad era que los alumnos y alumnas vivenciaran los contenidos que se estaban trabajando (Realismo y Modernismo) a través de creaciones literarias propias y no simplemente mediante la memorización de las características de ambos movimientos, ya que, de esta manera, las reconocerían mejor a la hora de enfrentarse a las lecturas propuestas.

-¿Qué contenido/s se trabajan en la actividad?

Los contenidos principales eran el Realismo y el Modernismo, pero a la vez se trabajaban la expresión escrita (y, posteriormente, oral a la hora de la lectura en voz alta y la participación en el debate en gran grupo) y la comprensión oral, pues el resto de compañeros y compañeras debían reflexionar sobre las descripciones que escuchaban para el posterior debate sobre las mismas.

-¿Cómo trabaja la actividad el/la docente? ¿Cuáles son las respuestas del alumnado? ¿Qué dificultades presentan? (Escribe ejemplos de las interacciones entre el alumnado y el/la docente)

En primer lugar, la docente mostró, sin hacer ninguna alusión a la actividad, las imágenes de burros que había buscado previamente en Google para llamar la atención del  alumnado, ya que muchas de ellas eran divertidas o cómicas por las poses o caras de los animales que en ellas aparecían. Esto hizo que el alumnado se preguntara qué pretendía la docente mostrándoles esas imágenes, así que procedió a explicar la primera actividad (descripción realista). Durante la realización de la actividad no hubo dificultades de ningún tipo, salvo para alguno de los alumnos, pues, al tratarse de extranjeros sin pleno conocimiento de la lengua castellana, no tenía vocabulario suficiente para expresar lo que quería, así que la docente le ayudaba  cuando preguntaba por algún término concreto. La respuesta general de la clase fue buena, y todos y todas se esmeraron en sus descripciones realistas de los burros que veían, ya que la gran mayoría coincidió en los puntos tratados y el debate que se generó a continuación lo confirmó.

b) Interpreta la situación

-¿Cómo crees que el alumnado ha alcanzado (o no) los objetivos de aprendizaje propuestos por el/la docente? Proporciona algún tipo de evidencias que te permita justificar tu respuesta.

La prueba más evidente de ello es la identificación posterior de los elementos modernistas durante la lectura de Platero y yo que el alumnado llevó a cabo, porque, sin siquiera preguntarles, ellos mismos los señalaban en voz alta.

-¿Qué comprende el alumnado de los conceptos lingüístico-comunicativos o literarios implicados? Muestra evidencias de esa comprensión.

Me remito a la respuesta anterior, ya que, para sorpresa mía (y diría que también de la docente), sin pedirles que lo hicieran, ellas y ellos mismos identificaban las características modernistas en la selección de textos que leyeron en el aula.

-¿Qué dificultades parece que ha tenido el alumnado? Muestra evidencias de esas dificultades.

Salvo las dificultades derivadas de la expresión en una lengua que para alguno de ellos no era la materna, ninguna.

-¿A qué pueden ser debidas esas dificultades?

A una falta de vocabulario más técnico o poético en castellano.

c) Completa la situación

-Modifica la tarea-actividad inicial propuesta por el/la docente para que el/la alumno/a que ha alcanzado el objetivo pueda seguir avanzando en su comprensión y/o consolide su aprendizaje. Justifica tu modificación.

Para aquellos y aquellas que hayan alcanzado el objetivo, una buena actividad complementaria a la inicial sería realizar otra descripción modernista de un objeto de su uso cotidiano o de sus mascotas al modo de Juan Ramón Jiménez, aplicando alguna figura retórica para crear un texto de una calidad literaria superior al de la actividad de prelectura. De esta manera consolidarían más las características modernistas y se introducirían o probarían en el campo de la creación literaria.

-Modifica la tarea-actividad inicial propuesta por el/la docente para que el/la alumno/la que haya tenido dificultades para alcanzar el objetivo de aprendizaje previsto lo pueda alcanzar. Justifica tu modificación.

Puesto que la única dificultad que hubo fue en relación a la lengua de alguno de los alumnos, la tarea podría ser la misma, pero con la ayuda de su dispositivo móvil para poder servirse de internet a la hora de traducir un término o buscar información sobre algún otro que pudiera no entender.

d) Uso de las TIC

-En esta situación de enseñanza/aprendizaje ¿Cuál ha sido el uso de las TIC en el aula? ¿Ha sido un uso innovador? ¿Son necesarias para la realización de la misma?

El uso de las TIC en esta actividad se ha basado en la proyección de imágenes y, posteriormente, en la selección de textos de Platero y yo, pero no ha supuesto un uso innovador porque tanto las imágenes como la selección de textos podrían haber sido entregados al alumnado en formato físico. No obstante, ello habría implicado más gasto en fotocopias (y todavía más si se hubieran realizado a color para tener una mejor idea de las imágenes) y quizá en tiempo de preparación. En este sentido, las TIC no eran realmente necesarias, pero han ayudado a la preparación de la actividad y a llevar una mayor agilidad durante la misma.

-Reflexiona sobre el uso de las TIC en el proceso de comunicación docente/alumnado.

Desde el enfoque del proceso de comunicación entre el docente y el alumnado, han sido útiles para apoyar las explicaciones de la profesora gráficamente y que sus instrucciones o mensaje calaran más en el alumnado, además de llamar su atención.

-Señala posibilidades de las TIC para enriquecer la actividad.

Si el uso de móviles estuviera permitido en las aulas del centro, se podría haber planteado una continuidad de la actividad en redes sociales, bien Facebook, bien Twitter, en las que los alumnos y alumnas recrearan la actividad en sus publicaciones del muro de Facebook (por ejemplo, la selección de una imagen a la que acompañaran una descripción realista y otra modernista de la misma) o en su línea de tiempo de Twitter (bien de la misma manera que en Facebook o simplemente tuiteando con lenguaje, elementos, símbolos y figuras modernistas).