Práctica 8: Mis libros (no tan libros)

PRÁCTICA 8: MIS LIBROS

En esta práctica me dispongo a hacer trampa (quien avisa no es traidor), y me lo permito porque ya me vais conociendo un poco, compis: soy una loca de los videojuegos y en los mundos virtuales ficticios me siento en mi salsa. Por eso hoy no os traigo, como de costumbre, una entrada al uso sobre lecturas que han marcado mi vida, sino narrativas en píxeles que abrieron nuevos horizontes a mi yo preadolescente y me han acompañado en mi crecimiento personal hasta la actualidad. Aquí no vais a encontrar grandes literatos ni obras clave de LIJ que hayáis podido leer en vuestra tierna infancia o en vuestra adolescencia de bombardeos hormonales. Así pues, sujetad fuerte los mandos, ¡que empezamos!

¿Qué libro te gustaría leer de nuevo, como si fuera la primera vez que lo leyeras?

Creo que, a estas alturas, no es ningún secreto para nadie de clase que mi saga favorita de videojuegos por excelencia es "The legend of Zelda". Sin embargo, no la descubrí, como otros fans acérrimos, con su primer título, ni comencé mis andanzas por el reino de Hyrule en 8 bits. De hecho, en la historia de la leyenda con la que empecé la saga, Hyrule era ya una tierra olvidada, un imperio acabado milenios atrás, un lugar de fábula que nadie recordaba. Esta situación descorazonadora del olvido de un glorioso reino la viví (y reviví después muchas veces) en la entrega de la saga "The legend of Zelda: the wind waker".

Por aquel entonces yo había oído hablar de "los juegos de Zelda" muy por encima. No conocía su lore, ni su universo ficticio. No sabía quién era la princesa ni qué tenía que hacer el héroe. En general tenía una idea muy vaga de todo lo que envolvía a la saga y, por supuesto, en aquel era una ignorante de todo lo relacionado con la narrativa (seamos realistas, con once años de edad solo tienes nociones de narrativa si eres una repipi - a pesar de que yo lo era - y no te interesan esas movidas). Pero una tarde de verano un amigo mío me invitó a merendar horchata fresquita con fartons en su casa y a jugar a la por aquel entonces novedosa Nintendo GameCube. No os voy a engañar, a pesar de que ya me movía por los mundos videojueguiles, lo que más me apetecía de ese plan era la merienda gratis (lo del espíritu obeso me viene desde cría, sí🐷). Este amigo, Manu, acababa de comprarse, hacía una semana, un juego nuevo que llevaba apenas unos meses en el mercado. Él ya le "había metido tralla", como decíamos entonces, y había avanzado bastante en la historia del juego, así que, cuando yo conocí por primera vez a los protagonistas, la acción ya me pillaba in medias res y no me enteré muy bien de lo que estaba pasando o de lo que teníamos que hacer a continuación. No obstante, el juego me fascinó, fue amor a primera vista como nunca antes había sentido. Surcar los mares, interactuar con unos personajes que vivían ajenos al pasado glorioso de un reino que tenían bajo sus islas, hundido y olvidado en el fondo del Gran Mar, luchar contra enemigos variopintos (y a veces terroríficos), ayudar a Link a rescatar a su hermana y vivir con él su anagnórisis heroica. Todo ello me llevó a sumergirme en las profundas aguas de la saga y me abrió las puertas al resto de títulos de esta. "The wind waker" es la historia que dio comienzo a mi historia en Hyrule, por lo que siempre querré revivirla una y otra vez como si se tratara, de nuevo, de la primera 💗.

¿Qué libro  te gustaría leer, como si tuvieras la edad en la que lo leíste por primera vez?

En esta pregunta nos salimos un momentín de la saga "The legend of Zelda" (aunque me duela), porque os tengo que hablar del primer videojuego que tuve en mis manitas de niña de ocho años y medio. Creo que ya he dicho esto alguna vez en clase, pero para mí los videojuegos son una especie de evasión mental casi espiritual, y esto se debe a que desde bien pequeña tuve que buscar la manera de huir de un mundo que me rechazaba tal y como era yo, de un mundo que cada día me tenía preparada mi dosis fuerte de bullying y acoso por parte de otros niños. Con esto no quiero victimizarme, somos muchos los niños y niños (probablemente entre vosotros y vosotras también haya un moderado porcentaje) que sufrimos el acoso y derribo atroz cuando éramos peques por parte de un sistema que pretendía -y todavía hoy lo intenta- aplastar cualquier salida de la norma. Mi forma de afrontar esta situación fue jugando a videojuegos en los que sí podía ser 100% yo, en los que vivía aventuras e historias ajenas a mi realidad y en los que me evadía. Mi primera escapatoria en esa época fue la saga "Pokémon", con el título "Pokémon Plata y Oro", en el que pude hacerme amiga de seres extraños y poderosos y luchar codo con codo junto a ellos. En él también descubrí la región de Johto y tuve un primer contacto con la cultura y tradición japonesas, que plagaban el mapa de juego y me teletrasportaban a tierras niponas. Por esto y por todo lo anterior, me encantaría volver a jugar a este título de "Pokémon" con la edad con la que lo jugué, porque no significó solamente una vía de escape, sino un descubrimiento de todo lo que hoy en día me gusta y mis primeros pasos como gamer.

¿Qué libro te gustaría recomendar a tu alumnado de Secundaria, recordando las lecturas cuando tú tenías esa edad?

Lo siento, pero, si contestara esta pregunta con todas las recomendaciones NECESARIAS de videojuegos para mi alumnado de Secundaria, esta entrada me serviría de tesis para doctorarme en Frikismo y sobrepasaría muy mucho las 500 palabras (si es que no lo he hecho ya, je je👀). No obstante, sí creo poder hacer una única recomendación en tanto en cuanto es forzoso educar en valores, igualdad y diversidad cuando tenemos un rol docente. Por ello, mi propuesta para mi alumnado de Secundaria sería el título "Tales of Symphonia" y su secuela temática "Tales of Symphonia: dawn of the new world" de la saga "Tales of". 

Obviamente son entregas que tienen todo lo que a un buen jugador o jugadora le llamaría la atención y pediría en un juego: una narrativa potente con una trama elaborada, un desarrollo de personajes brutal, un sistema de juego de mundo abierto y peleas en tiempo real muy accesible, un apartado artístico bello y cinemáticas épicas, así como una banda sonora potente. Es la receta ideal para un plato de restaurante con estrella Michelín. Sin embargo, la historia es, además, idónea para educar en valores, ya que plantea problemáticas sociales que se dan constantemente en el mundo real y de las que toda persona debería concienciarse. En este sentido, a lo largo de la historia de Lloyd, Colette y su grupo nos topamos con muchas situaciones que plantean dificultades a los protagonistas, ya sea a nivel ético, social o personal: conocemos la xenofobia y el racismo en primera persona, somos partícipes de las penurias de las clases bajas de una sociedad estamental desigual y de moral podrida, nos enfrentamos a la clase eclesiástica y sus crímenes en nombre de una religión basada en mentiras y en dioses que no existen, nos codeamos con personajes que viven su amor y su sexualidad al margen de lo que la sociedad de los mundos de Sylvarant y Tethe'alla permite o ve con buenos ojos, desenmascaramos la trata de personas y luchamos contra grupos terroristas financiados por los propios estados y la misma religión. Todo ello ayuda a que el videojuego no sea un simple entretenimiento, sino toda una experiencia de crecimiento personal y aprendizaje en valores y concienciación social que, quizá, de otro modo el alumnado no afrontaría de forma tan amena.

Como veis, los videojuegos no solo son "inputs" (como una vez me dijeron en clase 😒), sino toda una experiencia en la que, además de jugar, evadiros y divertiros, también aprendéis. Por ello, como hago siempre, os animo a jugar y a descubrir historias fascinantes que os alejarán un ratito del tedioso máster (ups) y con las que aprenderéis cosas nuevas, sin duda.