domingo, 19 de mayo de 2019

Práctica 10. La Educación en 2030


19/07/2030


Me dirijo a mi hogar cuando noto que algo impacta en mi tabla y veo cómo estoy cayendo al vacío hasta que caigo en unos brazos fuertes y no me da tiempo a replicar cuando esa persona que me estaba cogiendo me mete en una cueva, esa persona acompañada de otra me atan. 
Frunzo el ceño al ver que en esa mugrosa cueva sólo había libros, libros envueltos en bolsas de plástico, intuyo que para que no se estropeen por la humedad. 

De repente, recuerdo la frase que se encuentra en todos los carteles de la ciudad: los libros están prohibidos. Intento con todas mis fuerzas librarme de las ataduras, en vano.
De repente viene un doctor, me pone una mascarilla, empiezo ver borroso y al final… oscuridad y silencio.

Me despierto y vuelvo a ver libros, muchos libros, intento mover mis manos, pero sigo atada, me agobio, pero de pronto me acuerdo de dónde estoy, me doy cuenta de que el hombre con el que impacté se acerca, se sienta a mi lado pensativo y, después de unos segundos eternos para mí, decide hablar:

       - Sí, ya lo sé, están prohibidos….  Es el gobierno, ¿sabes? Mira, sé que al principio es difícil de entender, pero te voy a explicar qué pasa. Hace 30 años el mundo era tan diferente… no existían las tablas voladoras, ni las pulseras electrónicas que evitan que te caigas, pero, a su vez, controlan dónde estás y qué oyes, tampoco asistentes virtuales ni pantallas inteligentes… Las personas estudiaban de memoria, tenían libros como estos, pensaban, existían asignaturas como filosofía, matemáticas, inglés… Y antes razonaban, ¿sabes? No eran autómatas como ahora, pero eso mismo era un problema para los gobiernos de los países, y era que tenían criterio propio, y eso no gustaba.
Aplicaron la frase del Padrino II: “Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos más cerca aún”.
 Así que fueron desarrollando la tecnología rapidísimo, cada vez los aparatos digitales eran más llamativos, más innovadores, más cómodos, pero eso ocasionaba que las personas se supeditaran a ellos, ¿para qué estudiar si con la tecnología puedo saber cualquier dato al instante? ¿para qué caminar si con mi tabla voladora puedo ir muchísimo más rápido? ¿para qué pensar si ya me dicen lo que tengo que hacer? Y ahí reside la respuesta, ahora sois totalmente influenciables, no tenéis espíritu crítico, no razonáis… 
Además, para asegurarse el gobierno que esto sigue así, han eliminado de la red toda la información que creen que puede dañar su reputación y así adulterar la historia, además, os insertan un chip en el cerebro para que seáis todavía más vulnerables. ¿Pero sabes qué pasa? Que no todo es perfecto, puede fallar, y el fallo es que el chip funciona, pero se puede extirpar con una pequeña intervención quirúrgica, y ahora puedes creerme haciendo un esfuerzo, pero, cuando tienes el chip puesto, esto no es posible, anula totalmente la capacidad de reflexión y tiene instaurado el pensamiento “único” promovido por el gobierno. Estamos en una dictadura, ¿sabes? No se puede pensar diferente, pero yo aún tengo fe en que esto pueda cambiar, y por eso intento crear una resistencia al gobierno y por eso te hablo. ¿Me puedes ayudar a que la gente pueda pensar por sí misma y que puedan volver a leer libros y no solamente propaganda política y anuncios sobre tecnología para distraer aún más a la sociedad? La lectura fortalece el espíritu crítico y ayuda a razonar, los libros no deberían estar prohibidos, ¿qué daño pueden hacer? ¿No pensarás tú también como Don Quijote, ¿no? – se ríe, pero para de hacerlo al ver que no sabía de qué hablaba – perdona, ¿quieres entender mi broma?

Acto seguido se levanta y trae un libro viejo: Don Quijote de la Mancha. Le miro sin decir nada y vuelvo a mirar la tapa. De repente recuerdo una operación, un médico acercándose e introduciéndome en el cerebro un chip, donde lo único que siento es un gran dolor en la sien, y, a continuación, un sueño terrible. Entonces como por arte de magia recuerdo una frase, que tengo la sensación de que fue bastante célebre, pero decido adaptarla al momento presente: ¡Mundo, tenemos un problema!

No hay comentarios:

Publicar un comentario